Los préstamos ICO han sido una ayuda crucial para muchos autónomos y pequeñas empresas en España. A fin de cuentas, estos créditos, que provienen del Instituto de Crédito Oficial (ICO), ofrecen una alternativa relativamente accesible en comparación con otras fuentes de financiación. Pero, claro, como en todo, no todo es tan sencillo. Si bien la idea general es bastante atractiva, la realidad de solicitar y gestionar estos préstamos puede resultar más compleja de lo que parece, y en ocasiones genera quejas y disputas. Y no es raro que, al final, quienes se sienten agraviados por la gestión decidan buscar el respaldo de un abogado especializado.

¿Qué son los préstamos ICO y cómo funcionan?

El funcionamiento de un préstamo ICO no es particularmente complicado, pero a menudo genera confusión, lo cual, en mi experiencia profesional, lleva a muchos a cometer errores al interpretar los términos. En esencia, el ICO no concede los préstamos directamente; lo hace a través de bancos privados, que se encargan de toda la tramitación. A este respecto, es importante aclarar que el ICO establece unas condiciones generales para estos préstamos, como el tipo de interés máximo, el importe y el plazo. Sin embargo, la decisión final sobre si se concede o no el préstamo depende del banco que actúa como intermediario.

Es decir, el ICO proporciona los fondos, pero no tiene control sobre la aceptación o denegación de la solicitud. Aquí entra la flexibilidad de cada banco, que es quien realmente decide si el solicitante es viable o no. Claro que, por otro lado, esto también puede dar pie a situaciones algo ambiguas, donde el prestatario siente que cumple con todos los requisitos, pero no recibe el préstamo. Y es que, al final, los bancos tienen criterios propios para evaluar el riesgo, lo que, a veces, no se comunica de manera del todo transparente.

Características principales y destinatarios de los préstamos ICO

Lo interesante de los préstamos ICO es que están pensados para ayudar a una gran variedad de sectores. En principio, los destinatarios son principalmente autónomos y pequeñas empresas, pero también pueden acceder a ellos empresas de mayor tamaño o incluso entidades públicas en ocasiones especiales. Vamos, que en principio, casi cualquier empresa que cumpla con los requisitos y sea residente fiscal en España puede optar a estas ayudas.

Los importes son otra de las grandes ventajas. Un préstamo ICO puede financiar hasta el 100% de una inversión, con límites que varían, pero que pueden llegar hasta los 12,5 millones de euros por cliente. En cuanto a los plazos, estos son bastante flexibles: pueden ir de 1 a 20 años, dependiendo de lo que se necesite. Esto permite que las empresas adapten la financiación a sus necesidades, ya sea para proyectos a largo plazo o para necesidades más inmediatas.

Sobre el tipo de interés, aunque es cierto que el banco aplica un margen adicional, el ICO establece un límite máximo, lo que garantiza que el coste del préstamo no se dispare. Esta es una de las razones por las que muchos autónomos y empresarios prefieren los préstamos ICO, sobre todo si lo comparamos con los intereses que suelen aplicar otros tipos de crédito. Pero claro, todo esto parte de la premisa de que el solicitante cumple con los requisitos y los plazos establecidos.

¿Por qué se presentan reclamaciones sobre los préstamos ICO?

Aunque los préstamos ICO suponen una solución financiera de gran utilidad, también han dado lugar a algunas disputas legales. Y no es para menos: los préstamos ICO, como cualquier instrumento financiero, pueden generar conflictos, especialmente cuando los términos no se entienden bien o cuando las condiciones no se cumplen correctamente. En mi experiencia, las reclamaciones suelen surgir, por un lado, por la denegación injustificada de los préstamos. Si un solicitante cumple con todos los requisitos y, aún así, se ve rechazado sin explicación alguna, no es raro que decida presentar una queja o incluso llevar el asunto a los tribunales.

Por otro lado, otro de los motivos más comunes para reclamar es la falta de transparencia por parte de los bancos. En algunos casos, las condiciones del préstamo no se explican claramente, lo que genera malentendidos entre los prestatarios. Un ejemplo típico es el de los avalistas personales. En el caso de los préstamos ICO COVID-19, muchos empresarios no fueron debidamente informados de que su responsabilidad no se limitaba al 20% de la deuda (que es el porcentaje no avalado por el Estado), sino que, en muchos casos, se les exigía cubrir el 100% de la deuda en caso de impago. Si esto no se explicita de manera clara en el contrato, es normal que surjan reclamaciones, porque, al fin y al cabo, el cliente tenía derecho a entender perfectamente las implicaciones del aval.

¿Cuándo es recomendable contar con un abogado?

Es bastante común que, cuando surgen problemas con los préstamos ICO, los afectados busquen asesoramiento legal. Si eres un empresario o autónomo que se ha encontrado con alguno de los problemas que hemos mencionado (denegación sin justificación, falta de claridad en el contrato o problemas con los avales), lo primero que te recomendaría sería consultar con un abogado especializado en derecho bancario. De hecho, en casos de denegación de préstamo, por ejemplo, un abogado puede revisar si el banco ha actuado de acuerdo con la normativa o si ha habido algún tipo de discriminación. En mi experiencia, es habitual que algunas solicitudes sean rechazadas sin una justificación transparente.

Por otro lado, si en el contrato encuentras cláusulas que no entiendes bien, como esas que mencionábamos sobre los avales, un abogado te ayudará a analizar el documento y determinar si hay algo que se pueda impugnar. Y, si el problema no se resuelve a través de una reclamación interna en el banco, el siguiente paso sería acudir a los tribunales. Pero ojo, no siempre se llega a ese punto. La mayoría de las veces, si el abogado hace bien su trabajo, el banco puede rectificar sin necesidad de llegar a juicio.

¿Cómo presentar una reclamación legal?

Presentar una reclamación no es algo que deba tomarse a la ligera. Lo primero es reunir toda la documentación relevante: el contrato, las comunicaciones con el banco, cualquier información adicional que pueda servir de prueba. A partir de ahí, el siguiente paso es presentar la reclamación ante el Servicio de Atención al Cliente (SAC) del banco. Si la respuesta es negativa o el banco no responde en tiempo y forma, puedes escalar la queja a otros organismos como el Banco de España o la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

En caso de que todo esto falle, la última opción es recurrir a los tribunales. Ahí, como mencionaba antes, será fundamental contar con un abogado especializado que pueda redactar la demanda y representarte. Es cierto que muchos prefieren resolver el asunto de manera extrajudicial, pero si la situación no tiene otro remedio, lo mejor es que un profesional te ayude a dar el paso.

Conclusión

En resumen, los préstamos ICO son una excelente opción para muchas empresas, pero no están exentos de problemas. Las reclamaciones legales pueden surgir por diversas razones, y lo que parece sencillo en teoría, a veces no lo es tanto en la práctica. Si te encuentras con problemas relacionados con un préstamo ICO, no dudes en buscar asesoramiento legal. Un abogado especializado puede marcar la diferencia entre una simple queja y un litigio que se alarga innecesariamente. Al fin y al cabo, el objetivo es siempre garantizar que los derechos del cliente sean respetados y que el banco cumpla con lo acordado.

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